jueves, 13 de agosto de 2009

206 | Segunda edición de Vivir sin jefe

¡Gracias por confiar en mi trabajo!

¡Gracias por contarle a todo el mundo que te ha gustado Vivir sin jefe porque el boca a oreja ha funcionado!

¡Gracias, periodistas y blogueros, por las decenas y decenas de entrevistas y menciones que habéis hecho del libro estas semanas!

¡Gracias por volver a la librería a por Vivir sin jefe cuando ha estado agotado [que ha sido bastantes veces según me habéis ido comentando...]!

¡Gracias por todos los correos que me habéis ido mandando estas semanas contándome vuestras experiencias con el libro!

¡Gracias, porque todo ha eso ha hecho que en pleno verano la primera edición de Vivir sin jefe se haya agotado en menos de mes y medio!

¡Desde ayer está en librerías la segunda edición de Vivir sin jefe!

Gracias. Seguimos leyéndonos en unas semanas, una vez pasado el periodo de barbecho estival...

Sergio Fernández



jueves, 6 de agosto de 2009

205 | Desde hoy me quedo en barbecho

Recuerdo, y de esto no hace tanto, un tiempo en el que Madrid cerraba por agosto.

Recuerdo un tiempo, no tan lejano, en el que el fenómeno de agosto nos parecía tan asombroso a los que nos quedábamos en Madrid, que, como niños, jugábamos a tumbarnos en las calles porque no pasaban coches. Recuerdo un tiempo, antes de ayer, en el que en agosto costaba encontrar pan en agosto.

Recuero la película de Barrio, de Leon de Aranoa, que describe tan bien eso de ser niño en las afueras de Madrid en agosto...

Hoy, para mi, agosto es algo muy diferente. Aunque cada vez la tendencia es a espaciar más las vacaciones, lo cierto es que me encanta que agosto siga siendo inoperativo laboralmente.

Y por eso mismo, desde hoy me quedo en barbecho. Con frecuencia podemos aprender mucho de la naturaleza, lo que pasa es que los seres que viven en urbes, como el que escribe, lo tienen un poco lejos y por eso se nos olvidan estos mensajes.

Aún así, una de las ideas que me gustan del campo y que trato de aplicar a mi vida diaria es la del barbecho: las huertas, para producir, necesitan descansar.

No se trabaja mejor por trabajar más sino por trabajar mejor. Sé que esto es una tautología pero no es tan evidente como pudiera parecer.

Por ello, hoy declaro oficialmente mi barbecho de verano hasta nueva orden.

Llevo desde el uno de septiembre del año pasado regalando normalmente 4 o 5 veces por semana pensamientos positivos. Espero y deseo que los hayas disfrutado.

Aunque he estado en semibarbechos laborales, lo que recomiendo encarecidamente a todo el que se lo pueda permitir, lo cierto es que esto del blog me ha generado cierta adicción que hoy voy a cesar oficialmente durante el mes de agosto.

Ahora es momento de retirarse a afilar el hacha y por ello te emplazo a que sigas leyendo Pensamiento positivo en septiembre, donde continuaré con mi compromiso personal de seguir regalando pensamientos positivos así como ideas inspiradoras para personas y organizaciones varias veces por semana. Y si crees que se te puede olvidar hasta entonces, recuerda que puedes subscribirte.

Hoy, y por este mes de agosto, te dejo con un par de preguntas, cuyas respuestas estaré encantado de escuchar en los comentarios del blog o en mi email [vía que much@s ya sé preferís para comunicaros]:

¿Qué te gusta y que mejorarías de Pensamiento Positivo?

¿Tienes alguna idea que crees que puede mejorar de Pensamiento Positivo?

¡Me encantará escuchar lo que tengas que decirme así que, espero tu respuesta y nos vemos en septiembre!

Y antes de acabar, una última cuestión: nunca pensé que el blog me fuera a dar tantas alegrías. Hay un dicho que afirma "cuanto más doy, más tengo". Yo he comprobado, gracias al blog, que es verdad.
Por tus subscripciones al blog, por tus emails diarios, por tus comentarios, por leer el blog, por recomendarlo y, sobre todo, por compartir conmigo esta ilusión que algunos tenemos de que las palabras pueden cambiar el mundo. 

Porque de hecho, sabes qué, lo hacen...

Sergio Fernández

¡Un placer haber compartido este año contigo!

lunes, 3 de agosto de 2009

204 | ¿Por qué no se lo preguntas?

Yo había escuchado hablar de esta técnica como la pregunta McDonalds, lo que de por si ya debería convertirla en sospechosa.

El hecho es que en los últimos días me ha sucedido dos veces.

La primera, cenando en un restaurante, el camarero nos pregunta: ¿Desean un entrante? Y a continuación y sin mediar palabra, comenzó a recitar en forma de interrogación todos los entrantes.

Yo pensé y además le expliqué que si quisiera un entrante se lo pediría.

Como me llamó la atención, le pedí que me estimara que porcentaje de clientes accedían a solicitarle un entrante cuando formulaba esta pregunta.

Y aquí viene los sorprendente. Me dijo que alrededor de un 75%.

Pocos días después, echando gasolina, el dependiente me pregunta que si deseo unos chicles o "algo más".

Y tras responderle que si quisiera unos chicles, se los hubiera pedido, me di cuenta de que la misma pregunta en tan poco tiempo en dos sitios diferentes, incluso geográficamente, encerraba algo, así que le pregunté qué porcentaje de clientes le compraban chicles. Y aquí viene lo sorprendente. Me estimó en un 75- 80% el número de clientes que se llevaban  unos chicles.

Así que tras tan sorprendente hallazgo de fin de semana, no lo voy a relacionar con la crisis o supuesta crisis ni con la avidez de algunas empresas ni tan siquiera con una sesuda reflexión sobre el márketing sino que hoy te dejo con la siguiente pregunta:

¿Qué no te ofrece la vida simplemente porque no te has tomado la molestia de pedirlo o de preguntarlo?

Sergio Fernández

sábado, 1 de agosto de 2009

203 | Las empresas no quieren genios

Ayer, al bajar al quiosco, me llevé La Gaceta de los Negocios. 

El motivo era que me habían avisado de que le dedicaban la contraportada a mi libro Vivir sin jefe.

Y como me ha hecho ilusión pues hoy la subo al blog.

Y me llevo un aprendizaje. Bueno, más que un aprendizaje, un "recordizaje": cuidado con lo que dices a un periodista en una entrevista larga porque cualquier cosa es susceptible de ser publicada. Dicho lo cual me gusta cómo ha quedado.

Me quedo con una frase que Cristina Blas ha recogido:

Las empresas no quieren genios, los ejércitos no quieren valientes y las iglesias no quieren santos.

Puedes leer el artículo aquí.

Sergio Fernández